viernes, 5 de septiembre de 2008

Colombianos Se Mueren Por Irse A Trabajar

10 de Agosto de 2008

Extraño a mi novia, a mis papás y a mi hermana. Los llamo seguido. Traje mi computador, pero me toca ir a la biblioteca pública para enviarles correos electrónicos, porque aún no tengo Internet. De verdad me hacen mucha falta, pero no volvería a Colombia”, afirma entre sollozos uno de los 149 colombianos que trabajan desde el 2002 en la planta de procesamiento de alimentos Maple Leaf, la más grande de Brandon (Canadá).
“Quiero a mi país, pero Canadá me ofrece seguridad financiera y personal.
Puedo aspirar a un carro y a una casa. Tengo tantas oportunidades aquí”, cuenta.
Casos como este se repiten en todo el mundo, y no solamente entre colombianos. Así lo muestra el estudio Una fuerza laboral sin fronteras, de Manpower, multinacional de reclutamiento y evaluación de personal presente en más de 80 países.
Según la investigación, llevada a cabo en 28.000 empresas de 27 naciones, el 78 por ciento de los trabajadores está dispuesto a abandonar su país de origen por un empleo, y el 41 por ciento está prácticamente disponible para radicarse permanentemente en el exterior.
Las respuestas locales Al 92 por ciento de los colombianos encuestados ‘le suena’ la idea de irse al extranjero ante la probabilidad de una oportunidad laboral. De esa amplia población, el 54,3 por ciento manifiesta que está dispuesto a irse a cualquier lugar del mundo.
Un porcentaje considerable (31,7 por ciento) asegura que por lo menos una vez se ha mudado por trabajo. Más de la mitad de ellos (57,7 por ciento) dice que el destino laboral más lejano estuvo a una distancia de entre 160 y 1.609 kilómetros de Colombia.
El entusiasmo de los colombianos ante una oferta hipotética es superado solamente por el de filipinos (el 96 por ciento se iría), irlandeses y brasileños (93 por ciento), y portugueses, mexicanos y centroamericanos (92 por ciento).
“Hoy, las personas están más dispuestas y son más capaces de encontrar un empleo lejos de sus hogares. Alrededor del 3 por ciento de la población mundial vive y trabaja fuera de sus países de origen, más que en ningún otro momento de la historia”, comenta Jeffrey Joerres, presidente de Manpower.
Los más inquietos por este movimiento migratorio son los empresarios, quienes presienten que tiene efectos negativos sobre el mercado laboral de sus países. De acuerdo con el estudio, la preocupación es más generalizada en Perú (82 por ciento de los empresarios), Argentina (66), Suráfrica (65), Taiwán (64) e India (57 por ciento). La alarma es menor en China (1 por ciento), Irlanda (7), Suiza (12) y Holanda (13 por ciento).
Rosalba Montoya, gerente de Manpower Colombia, se inscribe en esta última línea. “La flexibilidad laboral bien entendida y manejada permite a las empresas adaptarse a las coyunturas económicas y responder para mantener la productividad. Pero es fundamental mantener el equilibrio entre los aspectos económicos y sociales”, afirma.
Los más receptivos al cambio de lugar de trabajo son los menores de 30 años. Los hombres son los que más se inclinan a vivir en otros países por períodos más largos (entre 4 y 6 años o más). Las mujeres prefieren las tareas que podrían ocuparlas hasta 3 años.
La mitad se iría para siempre El 50 por ciento de los colombianos encuestados respondió que desearía radicarse en otro destino de trabajo permanentemente. Solo el 28 por ciento opina que su estadía sería transitoria (de 1 a 3 años). Las cifras son muy similares en el resto del mundo.
Entre las razones de la migración laboral, la investigación destaca la aspiración a un aumento salarial (82 por ciento) y a progresar profesionalmente (74 por ciento).
En el caso colombiano, las motivaciones son la garantía de un salario mayor (88,2 por ciento), mejores oportunidades de empleo (88,1), progresar profesionalmente (77,1), la posibilidad de aprender otro idioma (68,6), impregnarse de otra cultura (65); mejorar la calidad de vida (35,6) y vivir más cerca de la familia (11,1 por ciento).
Abandonar el país de origen para estudiar idiomas es la principal razón de migración del 47 por ciento de los encuestados en todo el mundo, y la más frecuente para las mujeres (50 por ciento).
Los lugares más atractivos siguen siendo Estados Unidos, para los migrantes latinos; China, para los asiáticos, y el Reino Unido, para los trabajadores de la región Emea (Europa, Oriente Medio y África).
José Ángel Oropeza, jefe de misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Colombia, anota que la emigración de nacionales se debe a su alta calificación, su rápida inserción en los mercados laborales y, por encima de todo, a su elevado grado de adaptabilidad.
Oropeza menciona que los colombianos están ganando terreno en Asia, a pesar de la barrera idiomática, y en Canadá, cuya principal fuente de mano de obra extranjera era Centroamérica, por la cercanía geográfica. “La mística de su trabajo ha hecho que técnicos, operarios y enfermeras sean muy apetecidos en estos mercados”, señala.
La gerente de Manpower Colombia tiene una explicación adicional al interés de Asia –y de Europa– por la mano de obra colombiana: “Los países desarrollados cuentan con una población joven muy inferior en número, y la llegada de extranjeros ayuda a su dinamismo. Por eso se habla de Latinoamérica como una región con gran bono demográfico u oportunidad, dada por su población joven y con potencial productivo”.
¿En qué nos empleamos? La mayor parte de los trabajos desempeñados por colombianos se concentra en la industria, el comercio, el servicio doméstico, la construcción y el sector agrícola. En el caso específico de España, la mayoría está en el sector servicios, seguida de lejos por los que laboran en construcción, agricultura e industria.
Mientras las mujeres acostumbran ocupar empleos de servicio doméstico, hotelería (camareras y cocina) y cuidado de niños y ancianos, los varones se desempeñan en construcción, operación de maquinaria, hotelería, agro y administración. También existen casos de gente formada en enfermería y medicina que termina trabajando en oficios secundarios, como ayudantes. “No es lo ideal, pero se está dando, principalmente por el problema de homologar credenciales”, dice el jefe de misión de la OIM.
- ‘LOS QUE SE FUERON A ESTUDIAR NO VOLVERÁN’ “La demanda actual no es de profesionales de las ciencias sociales, que aquí en Colombia se estudian mucho, sino de ingenieros, técnicos y médicos –todo lo que tiene que ver con la salud–, para quienes es más fácil incorporarse laboralmente en el extranjero”, afirma David Khoudour-Castéras, coordinador de la línea de investigación en migraciones internacionales de la Universidad Externado.
Según él, la mayoría de profesionales se fueron porque los empleos que les ofrecían estaban por debajo de sus calificaciones. Por lo general, asegura, las empresas colombianas quieren a los mejores dentro de sus nóminas pero sin pagar el costo que eso implica, y en ocasiones aprovechan el elevado desempleo para presionar la contratación. Esto hace que el país no sea competitivo, pues no puede retener la mano de obra calificada.
“En Colombia uno tiene la sensación de que, a pesar de la recuperación económica, todos los universitarios que se fueron hace unos años con la excusa de estudiar un posgrado en el exterior no regresarán”, dice Khoudour-Castéras.

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